Todos sabemos lo que significa depender de una persona. Las personas con trastorno de personalidad dependiente, sin embargo, depende de otros para tomar decisiones ordinarias e importantes. Esto produce un temor poco razonable de que los abandonen.
¿Qué es el trastorno de personalidad dependiente?
Este trastorno reúne como aspectos definitorios la necesidad generalizada y desmesurada de ser cuidado por otros. Esto da lugar a una conducta de sumisión; apego; y miedo a poder perder el apoyo y protección de los demás.
A estas personas les resulta extremadamente complejo tomar decisiones cotidianas sin el consejo de otras personas. De este modo, puede dejar en manos de otros cuestiones tan personales como elegir el trabajo que tienen que desempeñar o los amigos con los que tienen que salir. Asimismo, le resulta difícil planificar actividades; así como hacer las cosas por sí mismo, puesto que no confía en sus propios recursos personales. Su deseo de apoyo de los demás puede llegar al extremo de realizar tareas desagradables; incluso soportar malos tratos si esto le permite conservar las atenciones que cree precisar.
Experimenta sentimientos de incomodidad y desamparo cuando se encuentra solo, debido al temor de ser incapaz de cuidar de sí mismo. Su dependencia también se traduce en que cuando finaliza una relación importante, busca sin demora otra persona que pueda ocupar el lugar de la anterior y que le ofrezca el apoyo que necesita. Se preocupa sin justificación, por el miedo a ser abandonado y tener que hacerse cargo del cuidado de sí mismo.
Criterios diagnósticos
El DSM define el trastorno de personalidad dependiente como un patrón de necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno. Esto ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación que se caracterizan por:
- Dificultad para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.
- Necesita que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
- Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación.
- Dificultad para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera.
- Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para hacer tareas desagradables.
- Se siente incomodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo.
- Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.
- Está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Las personas con este trastorno son similares a las que tienen el trastorno de personalidad por evitación en su sensación de ineptitud; sensibilidad a la crítica; y necesidad de confirmación de sus actos. Sin embargo, quienes tienden el trastorno de personalidad por evitación responden a esos sentimientos evitando las relaciones, en tanto que las personas con el trastorno de personalidad dependiente reaccionan aferrándose a las relaciones.
Causas del trastorno de personalidad dependiente
Todos nacemos dependientes de otras personas en cuanto a alimento, protección física y crianza. Parte del proceso de socialización implica ayudarnos a vivir de manera independiente. Se piensa que perturbaciones como la muerte temprana de un padre o la desatención o el rechazo de quienes cuidan de uno pueden hacer que la gente crezca con temor al abandono.
En realidad, hay pocos datos fiables que permitan establecer la génesis del trastorno de personalidad dependiente. Puede que ciertos patrones estables de crianza como las enfermedades crónicas, o padres poco indulgentes sean importantes en el desarrollo de este trastorno. Los factores genéticos tales como la sumisión innata, también pueden contribuir a su etiología. Además, las factores culturales y sociales pueden tener también un papel importante en el desarrollo de este trastorno de personalidad; la dependencia es considerada normal y deseable en ciertas culturas.
Este trastorno puede representar una exageración y una variante desadaptativa de la dependencia normal. En cualquier caso, es importante recordar que para el diagnóstico formal del trastorno de personalidad dependiente, los rasgos de dependencia deberían ser tan extremos como para causar un malestar significativo o un deterioro en el funcionamiento de la persona.
Tratamiento de personalidad dependiente
La bibliografía sobre el tratamiento de este trastorno es en su mayor parte descriptiva. Existen pocas investigaciones que demuestren si resulta eficaz algún tipo de tratamiento. A primera vista, por su atención y entusiasmo por depositar la responsabilidad de sus problemas en el terapeuta, las personas con trastorno de personalidad dependiente pueden parecer pacientes ideales. Con todo, su sumisión niega uno de los principales objetivos de la terapia, que consiste en hacer que el individuo sea más independiente y responsable en lo personal.
El proceso de cambio que apunta la psicoterapia tiende a fortalecer el sentimiento de autonomía del paciente. En la terapia cognitivo conductual, además del entrenamiento en habilidades generales y de resolución de problemas, es útil enseñarles habilidades en autocontrol.
Se ha desarrollado un programa específico que no está dirigido estrictamente a tratar el trastorno de personalidad dependiente; sino que apunta a la reducción de los niveles desadaptativos de la dependencia excesiva. Se trata de un procedimiento desarrollado a lo largo de cuatro estadios que implican un proceso secuencial.
En el primer estadio, se entrena de forma directiva psicoeducación, asertividad, entrenamiento conductual y control de estímulos. A continuación, en el estadio dos se entrenará para aumentar la autoestima. En el estadio 3 se promueve la autonomía y por último se realiza una prevención de recaídas.
Escrito por: Blanca Fernández
Psicóloga sanitaria en ACM Psicólogos