¿Sientes que tu sueño no es reparador? ¿Te cuesta dormir? ¿Tienes pesadillas o terrores nocturnos? Entonces es posible que tengas alguno de los trastornos del sueño.
La cantidad necesaria de sueño depende de factores biológicos, conductuales y ambientales. Y la forma en que estos factores actúan depende de unas personas a otras.
Es por esto, que hay personas que necesitan dormir muchas horas; y otras que con menos horas de sueño se sienten perfectamente. Independientemente de la cantidad de sueño, las personas pueden clasificarse en función de la calidad del sueño. Hay personas con una calidad de sueño eficiente (no tienen ningún problema en el sueño) y otras con un sueño deficiente (presentan problemas para dormir).
La actual clasificación de los trastornos del sueño incluye cuatro categorías: disomnias; parasomnias; trastornos asociados con alteraciones médicas o psiquiátricas; y, por último, otros posibles trastornos sobre los que no se posee suficiente información. Nos vamos a centrar en las dos primeras.
Dismonias
Incluyen trastornos del sueño que presentan las dificultades para tener el sueño necesario; problemas para dormir cuando se desea; y quejas sobre la calidad del sueño, como no sentirse descansado aún cuando se haya dormido toda la noche.
Insomnio
Es un trastorno caracterizado esencialmente por la presencia de dificultades para conciliar y/o mantener el sueño a lo largo de la noche; o la sensación de tener un sueño poco reparador. Esto se traduce en una afectación de la calidad de la vigilia y la presencia de malestar clínicamente significativo.
Estas dificultades deben ocurrir al menos tres veces en semana y estar presentes durante un mes. No debe haber otra enfermedad médica o alteración psicopatológica que lo justifique, y a pesar de que la persona tenga oportunidades y circunstancias adecuadas para dormir, no lo consigue.
Existen tres tipos de insomnio:
- De conciliación. Existen problemas para iniciar o conciliar el sueño.
- Mantenimiento. Se da cuando la persona tiene desertares a lo largo de la noche.
- Terminal o final. El problema fundamental puede tener que ver con un despertar precoz por la mañana.
Hipersomnia
Es un trastorno del sueño caracterizado por un sueño nocturno prolongado (típicamente entre 8 y 12 horas) y por la presencia objetivable de somnolencia diurna excesiva. Este problema no se puede atribuir a un sueño insuficiente; a ninguna otra dificultad manifestada durante el sueño; alteraciones psicológicas; o enfermedades médicas.
Las personas que sufren este trastorno sienten necesidad de dormir durante el día, a pesar de la cantidad suficiente o incluso incrementada de sueño nocturno; y acusan una incapacidad más o menos grave para mantenerse despiertos y alerta durante algunas situaciones que se presentan durante la vigilia.
Narcolepsia
El síndrome de narcolepsia está integrado por cuatro síntomas: somnolencia diurna excesiva; cataplexia o pérdida súbita del tono muscular; parálisis del sueño; y alucinaciones al inicio del sueño.
En general, el síntoma más frecuente es el de la somnolencia. Además es la característica más incapacitarte que da lugar a cortos periodos de sueño diurno, que se suelen dar en momentos inapropiados.
Apnea obstructiva del sueño
Consiste en una alteración de la respiración caracterizada por una interrupción repetitiva, y de duración de más de 10 segundos del flujo aéreo nasobucal, que aparece durante el sueño y que está provocada por una obstrucción de las vías aéreas superiores.
Sindrome de Kleine- Levin
Se caracteriza por una somnolencia diurna excesiva que puede durar varias semanas. Desaparece de forma espontánea. Durante estos periodos de somnolencia, la persona puede llegar a dormir más de veinte horas al día. Otros síntomas característicos son la excesiva hambre y sed; inestabilidad; irritación que puede llevar a la hostilidad; dificultad de pensamiento; trastornos de memoria; frases incoherentes; alucinaciones; etc.
Síndrome de Pickwick
Es uno de los trastornos del sueño más raros que nos podemos encontrar. De hecho, a veces es difícil diferenciarlo de la apnea del sueño. Las personas que padecen este síndrome son obesas; somnolientos; hipoventilados; y con pulmones y cambios de fuerza respiratoria normales.
Parasomnias
Se caracterizan por una conducta anormal o por acontecimientos fisiológicos que tienen lugar durante el sueño, como pesadillas o sonambulismo.
Pesadillas
Las pesadillas son episodios de sueño con ansiedad que surgen normalmente durante el sueño REM. Las pesadillas suelen despertar a la persona, quien las recuerda perfectamente. Además, al despertarse no se encuentra somnoliento o atontado, sino que está completamente alerta.
Se pueden producir a cualquier edad en la gran mayoría de las personas; sin embargo lo más habitual es que aparezcan sobre todo durante los primeros 10 años. Aunque no se conoce con certeza el origen de las pesadillas, sí está claro, que suelen ser más frecuentes cuando el niño está preocupado o ansioso por algo.
Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos suelen producirse en el primer tercio de la noche. La persona, que hasta ese momento, dormía de forma calmada, se sienta bruscamente en la cama gritando intensamente; se puede producir toda una serie de vocalizaciones acompañadas de manifestaciones de una ansiedad intensa (sudoración; piloerección; y taquicardia) Se pueden producir gestos incordinados y rápidos; y una fijación de la mirada en algún punto que tenga al frente. Cuando la persona se despierta, a diferencia de las pesadillas, no suele recordar lo ocurrido.
Sonambulismo
Se caracteriza por una secuencia de comportamientos complejos ocurridos durante el sueño, generalmente en el primer tercio de la noche. El episodio se inicia con movimientos corporales que pueden llevar a la persona a sentarse en la cama de forma brusca, e incluso levantarse y comenzar a deambular. La persona sonámbula tiene los ojos abiertos y fijos; puede llegar a vestirse; abrir puertas y ventanas; salir de la casa; alimentarse; o realizar actividades de higiene personal. En ocasiones, la persona pude hablar, aunque de forma pobre, limitándose a una simple murmuración.
Escrito por: Blanca Fernández
Psicóloga sanitaria en ACM Psicólogos