¿Qué es la asertividad? ¿Forma parte de las habilidades sociales? ¿En qué cosiste lo que se denomina habilidades sociales? ¿Por qué son importantes y necesarias?
Las habilidades sociales
Las personas somos seres sociales y como tal necesitamos relacionarnos con los demás para sentirnos bien. Las interacciones sociales son la principal fuente de bienestar para las personas; nos ayudan a vincular y crear lazos afectivos, y esto un potente reforzador. Por este mismo motivo, las relaciones interpersonales también pueden convertirse en fuente de malestar e insatisfacción. En el caso de que no dispongamos de las habilidades y destrezas sociales necesarias, para establecer buenas relaciones con los demás; va a aparecer el estrés y un gran malestar emocional. De hecho, las personas con pocas habilidades sociales son más propensas a sufrir ansiedad y depresión.
Las habilidades sociales incluyen componentes como la asertividad; la comunicación verbal y no verbal; el hacer o rechazar peticiones; la resolución de conflictos interpersonales o la respuesta eficaz a las críticas. Podemos entenderlas como las conductas, pensamientos y emociones implicados en las situaciones sociales, que nos ayudan a resolverlas de una manera eficaz. De tal forma que consigamos el máximo beneficio y las mínimas de consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo.
La persona socialmente habilidosa va a hacer valer sus necesidades e intereses, pero también teniendo en cuenta los intereses y sentimientos de los demás; resolviendo las situaciones sociales de forma satisfactoria para ambos.
La asertividad como parte esencial de las habilidades sociales
Se trata de un estilo de comunicación que nos permite expresar nuestros sentimientos; necesidades; preferencias y opiniones; de tal forma que respetemos las necesidades, pensamientos y sentimientos de los demás. Incluye tres grande áreas:
- La autoafirmación: defensa de derechos personales, hacer peticiones y expresión de opiniones
- La expresión de sentimientos positivos: hacer y recibir elogios y expresar afecto
- La expresión de sentimientos negativos: expresión de disconformidad o desagrado
Las personas asertivas …
La persona con un estilo de comunicación asertivo es capaz de manejar de manera eficaz una serie de pensamientos, emociones y conductas de asertividad, tales como:
- Suele ser consciente de lo que siente y desea.
- Aceptación de sí misma, sin la necesidad de aprobación de los demás.
- Comprometida con sí misma. Responsable de sus conductas y emociones.
- Buen manejo de emociones y sentimientos, tanto propias como de los demás. Capaz de afrontar conflictos, fracasos y éxitos, sin que ello suponga un nivel de ansiedad excesivo.
- No exige sus deseos y preferencias, pero tampoco se los niega.
- Acepta sus limitaciones a la vez que se esfuerza por conseguir sus metas.
- Congruente con sus ideas y valores personales.
- Respeta y valora así misma y a los demás. Expresa y defiende sus derechos, al mismo tiempo que respeta los derechos de los demás.
- Expresa opiniones y deseos adecuadamente, en vez de esperar a que los adivinen los demás.
- Comunicación abierta, directa, franca y adecuada para todos los niveles (familiares y extraños)
- Determina de forma amable pero firme su círculo social próximo.
Al hablar de la asertividad tenemos que tener en cuenta, que no podemos afirmar que una persona es o no asertiva en su totalidad. Se trata de una habilidad que se expresa en mayor o en menor grado, en función de la destreza de la persona y de las situaciones o personas con las que se relaciona.
La importancia de la conducta asertiva
¿Por qué a los seres humanos nos merece la pena mostrarnos asertivos con los demás? ¿Qué nos aporta este estilo de comunicación?
Para las personas el contacto con los demás, sentirse dentro de la sociedad, es algo importante y positivo. Ya desde la antigüedad el formar parte de un grupo probabilizaba enormemente la supervivencia. A día de hoy, sentirse reconocido por los demás, apoyado y unido a otros nos proporciona seguridad y satisfacción. La asertividad permite y facilita la comunicación con los demás; ayuda a mantener unas relaciones interpersonales sanas; y aumenta la probabilidad de conseguir lo que deseamos. Favorece así mismo, una autoestima sana; la emergencia de emociones positivas en uno mismo y los demás; y reduce conflictos interpersonales.
¿Qué pasa con las personas que se muestran poco asertivas?
Cuando las personas no se sienten capaces para expresar lo que piensan, ni lo que desean; se quedan supeditados a lo que los demás piensan y desean. Suelen experimentar sentimientos de aislamiento, baja autoestima, depresión y ansiedad ante situaciones interpersonales; y tienden a sentirse rechazados y utilizados por lo demás.
Las personas no asertivas…
La asertividad como estilo de comunicación no es la única forma de relacionarnos con los demás. Otras formas de comunicación son a inhibición y la agresividad.
La inhibición
Las personas inhibidas se muestran sumisas y tienden a adaptarse de forma excesiva a los deseos de los demás, sin tener en cuenta sus propios deseos, intereses, derechos y opiniones. Se caracterizan por:
- Pobre expresión de sentimientos y deseos. Esperan que los demás adivinen lo que necesitan.
- Muestran dificultades para rechazar peticiones y aparece gran culpa si lo hacen.
- Incomodidad ante las situaciones sociales. Voz baja e insegura, evitan contacto ocular, nerviosismo.
- Se ven involucrados en situaciones que no son de su agrado.
- Creencias del tipo: “necesito ser querido y apreciado por todo el mundo”; “lo que yo sienta, piense o desee, no importa. Importa lo que tú piensas, sientes y desees”; “Si no me muestro sumiso, no tendré la aprobación de los demás”.
- Constante sensación de incomprensión, de ser manipulado y no tenido en cuenta.
- No afrontan los conflictos.
Entre las principales consecuencias de este estilo comunicativo contrario a la asertividad se encuentran la pérdida de autoestima; relaciones interpersonales pobres e insatisfactorias, pérdida del respeto de los demás; y emociones desagradables como la frustración, la ansiedad, depresión, inseguridad y culpabilidad.
La agresividad
Se trata de un patrón opuesto a la inhibición. La persona agresiva defiende en exceso sus deseos e intereses, sin respetar a los demás. Se caracterizan por:
- Se muestran seguras de sí mimas, sinceras y directas aunque de modo inadecuado.
- Expresión de emociones, sentimientos y deseos de forma hostil y exigente.
- Ante un conflicto la única opción posible es ganar.
- No respetan los derechos y sentimientos de los demás.
- No se sienten responsables de las consecuencias de sus actos.
- Creencias del tipo: “Lo que tu pienses y sientas no me interesas, lo importante soy yo”; “de no mostrarme hostil voy a parecer vulnerable y débil”; “ es horrible que las cosas no salgan como a mí me gustaría”
- Enfado constante
- Conducta agresiva física o verbal (la más frecuente) a modo de amenazas, comentarios hostiles o sarcásticos.
- Justificación constante de su conducta hostil, por sinceridad y congruencia.
Al igual que con la inhibición, la agresividad como estilo comunicativo contrario a la asertividad, tiene ciertas consecuencias negativas. Tales como alteraciones emocionales, pérdida de relaciones interpersonales, problemas laborales, baja autoestima, problemas de salud física y violencia.
La conducta asertiva nos va a permitir en mayor medida que los otros estilos, inhibido y agresivo, mantener unas relaciones interpersonales sanas y duraderas; mejor autoestima, respeto y aceptación por nosotros mismos y los demás. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que la conducta humana se mueve en un continuo.
En el tema de los estilos de comunicación, podríamos entender que un polo del continuo, se encuentra la conducta inhibida, y en el extremo contario la conducta agresiva. Quedando en el centro la conducta asertiva. Lo importante y adaptativo será ser capaces de adaptarnos y flexibilizar nuestra conducta en función de la situación que estemos viviendo. Teniendo en cuenta que nos interesa de cada situación, y hasta qué punto queremos implicarnos en ella. Es decir, sentirnos libres de poder actuar de una forma más inhibida, más agresiva o más asertiva.
Muchas personas tienen dificultades en este proceso de adaptación, y se mantienen rígidas en patrones sumisos o agresivos, con las consciencias que esto conlleva. Desde ACMpsicólogos podemos ayudarte a ser más flexible, proporcionándote las herramientas necesarias para que puedas adaptarte a cada situación.
Escrito por: Patricia Palacios Ventas