Nadie se plantea tener un hijo con autismo. No estamos preparados para ello. Y aunque muchos padres sospechan que su pequeño es especial, la confirmación de un diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista supone un jarro de agua difícil de aceptar para la familia. No nos enseñan a ser padres, pero mucho menos a ser padres de un hijo con discapacidad.
Conocer en qué consiste el Trastorno del Espectro Autista y saber identificar los signos y síntomas más comunes es esencial para dar con un diagnóstico precoz que posibilite una intervención temprana.
En este artículo de ACM Psicólogos queremos mostrarte el importante papel que desempeña el psicólogo, no solo en el diagnóstico y tratamiento del Trastorno del Espectro Autista, sino también en el acompañamiento y terapia familiar. Esto es también esencial porque los padres son los primeros maestros de los niños, y es fundamental estar entrenados para continuar con la terapia en casa y facilitar la convivencia diaria con el niño autista.
¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista?
El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por las deficiencias persistentes en la comunicación social e interacción en diversos contextos. También se dan patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
En otras palabras, el niño tiene problemas para comunicarse y establecer relaciones sociales. Básicamente, puedes notar estos síntomas:
- No realiza contacto visual con los demás.
- El niño no señala con el dedo ni realiza gestos para llamar la atención sobre algo.
- No responde cuando se le llama por su nombre.
- Pierde las habilidades sociales y del lenguaje previamente adquiridas, algo que suele suceder en el segundo año de vida.
- Tiene una respuesta desproporcionada ante la información que reciben sus sentidos, por eso, lo que para ti puede ser un sonido placentero, es posible que para el niño con autismo sea un sonido insoportable.
- Movimientos inusuales de giros, balanceos.
- Dificultad para jugar e interaccionar con sus compañeros de cole.
- Dificultad para entender los gestos y el lenguaje corporal de los demás.
- Tener un interés obsesivo por determinados temas en particular.
Criterios para diagnosticar autismo
Habitualmente el diagnóstico de autismo suele darse entre los 4 y 5 años de edad, aunque puede realizarse a partir de los 15 meses de vida y, en algunos casos, no se diagnostica hasta que llega a la edad adulta. Esto último resulta ser un hecho desafortunado porque la intervención temprana es esencial.
Puesto que el Trastorno del Espectro Autista se considera un trastorno del neurodesarrollo, el diagnóstico no se realiza mediante pruebas médicas, sino en función del historial y de las conductas que presente la persona y que son evaluadas por psicólogos y neuropsicólogos.
Los criterios diagnósticos DSM-5 utilizados por los psicólogos son:
A-Dificultades clínicamente significativas y persistentes en la comunicación social en distintos contextos, que se manifiestan en todos los síntomas siguientes:
- Déficit en la reciprocidad social-emocional, que oscila desde posibles fracasos en la aproximación social y dificultades en conversaciones debidas a la restricción de intereses, emociones y afectos hasta la ausencia total de iniciativa en la intervención social.
- Marcada dificultad en la comunicación no verbal y verbal usada en la interacción. Oscilan entre una integración pobre de la comunicación verbal y no verbal a través de dificultades en el contacto visual y lenguaje corporal o deficiencias en la comprensión y el uso de la comunicación no verbal, hasta la absoluta falta de expresión facial o gestos.
- Dificultades para desarrollar y mantener relaciones sociales apropiadas para el nivel de desarrollo. Oscilan desde dificultades para adaptar su comportamiento a diferentes contextos sociales por los problemas para compartir el juego simbólico y para hacer amigos, hasta una aparente falta de interés por la gente.
B-Patrones repetitivos y restringidos de conducta, actividades e intereses que se manifiestan por al menos dos de los síntomas siguientes:
- Discurso, movimientos motores o uso de objetos repetitivo o estereotipado, como estereotipias motoras simples, ecolalia, uso repetitivo de objetos o frases idiosincrásicas.
- Excesiva adherencia a rutinas, patrones ritualizados de conducta verbal o no verbal, o resistencia excesiva a los cambios, tales como rituales motores, insistencia a la misma ruta o a los mismos alimentos, preguntas repetitivas o angustia extrema ante pequeños cambios.
- Intereses muy restringidos que resultan anormales en su intensidad o en el foco, como fuerte apego o preocupación por objetos poco comunes o intereses perseverantes.
- Hiper o hiporreactividad a estímulos sensoriales o interés inusual a los aspectos sensoriales del entorno como respuestas adversas a determinados sonidos o texturas, oler o tocar excesivamente ciertos objetos, fascinación por las luces u objetos giratorios.
C-Síntomas generales
- No responde a su nombre, parece como si no estuviera escuchando.
- No muestra cariño físico a los demás. Se resiste a los abrazos y caricias.
- No suele hacer contacto visual.
- No expresa emociones ni sentimientos, y parece no empatizar con las emociones y sentimientos de los demás.
- Dificultad para adaptarse a los cambios en la rutina.
Intervención del psicólogo en el Trastorno del Espectro Autista
Tan pronto se diagnostique el autismo, debemos comenzar la atención temprana, es decir, estimulación sensorial. Esto nos va a permitir a los psicólogos evaluar el punto de partida y trabajar con más detenimiento las áreas más afectadas.
No obstante, hay que entender que la intervención en este trastorno es multidisciplinar, ya que, además del psicólogo, es necesaria la intervención del logopeda para mejorar el lenguaje y del neurólogo para el tratamiento farmacológico.
Y puesto que el Trastorno del Espectro Autista es una condición que dura toda la vida, los psicólogos tenemos que crear nuevos planes de tratamiento para ayudar a los niños y sus familias a medida que los pacientes van creciendo. Especialmente, tendremos que prestar atención a momentos de transición en la vida, como ocurre al comenzar el colegio, en la transición a la adolescencia o a la edad adulta, etc.
El objetivo principal del psicólogo en el tratamiento del autismo es ayudar a las personas con Trastorno del Espectro Autista y sus familias a funcionar mejor en su vida diaria para poder enfrentarse a los distintos desafíos y obstáculos que puedan encontrarse.
Así, en ACM Psicólogos podemos ayudar a:
- Controlar la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo, como la depresión de las personas que sufren TEA. Para ello aplicamos la terapia cognitivo-conductual tratando de cambiar los pensamientos y conductas negativas que tengan.
- Mejorar las rutinas para que la persona con autismo sepa lo que debe hacer y cómo se va a sentir más o menos en cada momento. Esto reduce la ansiedad ante situaciones que no controla.
- Manejar los problemas de sueño y alimentación que a menudo coinciden con el TEA.
- Mejorar las habilidades de conversación, la comunicación no verbal y el juego. Esto ayudará a que la persona desarrolle habilidades emocionales de expresión y reconocimiento de sentimientos, desarrollo de la empatía…
- Estimular el aprendizaje.
- Mejorar las relaciones familiares y/o maritales de los adultos con autismo, y mejorar las habilidades necesarias para el empleo.
- Disminuir las conductas agresivas, las autolesiones, y mejorar el comportamiento.
- También es recomendable realizar terapia con la familia, especialmente los padres, para dar apoyo psicológico y emocional y orientar sobre las pautas a seguir en casa. Nuestros psicólogos pueden enseñar habilidades para relacionarse y comprender a la persona con espectro del trastorno autista. Esto os ayudará a evitar frustraciones y reducir el nivel de estrés familiar.
Tratamiento del autismo en Madrid
Sabemos que el diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista es una situación de preocupación y angustia, pero cada paso que demos va a mejorar la vida de toda la familia. Y esto redundará en mayor confianza y disfrute de vuestra vida y la de vuestro hijo.
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